Esta cubierta planteaba en su día varios problemas, el mal planteamiento de las pendientes de la cubierta provocaba muchos estancamientos de agua, había una gran cantidad de filtraciones debido al mal estado de la impermeabilización original y de las juntas perimetrales y de dilatación. Otro problema importante era la altura de las 139 claraboyas existentes, que ponían en grave riesgo al personal de mantenimiento que trabajaba en la cubierta. El primer paso fue el de elevar todas las claraboyas hasta una altura de 1,70m para que no resultaran un peligro para las personas que pudieran encontrarse en la cubierta. A continuación se procedió a replantear las pendientes con hormigón celular y una capa de comprasión con un mortero de resistencia R4 que fuera capaz de recibir sin problemas la impermeabilización. Finalmente la impermeabilización se realizó con el sistema sikaroof pro+ con acabado blanco de alta reflectancia y con unos pasilos técnicos con capa de rodaura para el tránsito seguro del personal de mantenimiento.